domingo, 11 de septiembre de 2011

Capitulo 8

Me levanté por la mañana y me di cuenta que Luz no estaba en la cama y supuse que estaría desayunando, ya que eran las 10 de la mañana y yo como soy una dormilona y ella madrugadora me habrá dejado durmiendo.

Bajé a la cocina, pero no había nadie ¿Luz se habría ido a su casa? Imposible, me diría algo de que se marchaba o me hubiera dejado una nota, algo. Busqué a mi hermano, pero no estaba en su habitación, ni en el aseo y el único que me faltaba era en el sofá. Mire y me encontré a mi hermano con… ¡LUZ! Los dos abrazados, juntos. El rostro de Luz parecía agotada y la de mi hermano agradable. Llamé a mi hermano y este se despertó.

-¿Qué quieres Sara? Déjame dormir-dijo él.

-Yo te dejo, pero primero explícame que hace Luz contigo en el sofá cama.

-¿Eh?... em no es lo que crees-Dijo mientras se levantaba- Anoche ella no podía dormir ni yo tampoco y nos encontramos en la cocina, nos pusimos a hablar y bueno nos quedamos dormidos en el sofá.

-Vale, tiene lógica. Solo una cosa, una pregunta ¿En que estabas soñando que se te veía muy alegre?-dije con un tono un poco tonto.
-En nada… solo…

-Con Luz ¿no?-dije de repente.

-No… claro que no… Está bien si, mira no te voy a mentir. Luz…

-Te gusta, lo se-dije otra vez de repente

-No me gusta… la quiero.


Aquellas palabras me dejaron aturdida, vale sabía que le gustaba pero no que la quería. Yo ya no sabía ni que decir porque estaba alucinando. Mi hermano ¿Enamorado?

Max
Le dije a Sara toda la verdad, que estaba hasta las trancas por Luz, que compuse una canción, un poema sobre Luz y que en la fiesta de halloween estuve hablando con ella y que tenía muchas ganas de decirle que la quería, pero se que ella ama a otra persona.

-Sara, no se lo digas a nadie, a nadie, por favor.

-Tranquilo, eres mi hermano… tenemos nuestras diferencias pero aun así te quiero y no pienso decirle nada a nadie. Pero una cosa Max, quiero preguntarte una cosa, me dijiste que no te gusta Víctor, que lo odias. Como es eso si antes erais muy amigos.

-Eso es una historia que te la puede contar tu amiguito pero seguro que te mete una trola tan grande como nuestra casa.

-Bueno, bueno….vale, y cambiando de tema ¿cuando piensas decirle a Luz que te gusta? Porque según tú te gusta desde que os quedasteis en el ascensor encerrados porque se fue la luz y eso fue hace 5 meses.

-Sara si te digo la verdad, no se lo pienso decir nunca porque ella quiere a otra persona y no quiero partirme el corazón más de lo que lo tengo.

Después de todo nos fuimos a desayunar y justamente después Luz se levantó y se fue a desayunar. Sara y yo nos mirábamos y conocía su cara, tenía algo planeado y supuse que sería algo para declararme a Luz, pero como le dije antes, nunca pensare en declararme a Luz. Y si hace falta, me lo llevaré a la tumba.

Después de desayunar Luz miró el reloj y estuvo pensando, hasta que dio un grito que hizo que yo saltara de la silla al suelo, con un dolor de rabillo insoportable después.
Fue arriba, bajó vestida y salió corriendo de la casa.


Luz
Tuve que marcharme de casa de Sara porque recordé que tenía que ir a casa de Víctor a por Yena, ya que él no podía encargarse más de ella.
Llegue a casa de Víctor y me hizo subir a su habitación. Cuando entré lo veía un poco distinto a la ultima vez, ahora había mas fotos de lobos del bosque y también había muchas de Yena, aquella habitación para mi era como una sala de fotos solo de imágenes de lobos, como un paraíso fotográfico.

Me giré hacia donde estaba Yena y la verdad no parecía ella, había cambiado un montón. El pelaje era distinto, ahora tenía un tono más oscuro, rojizo oscuro. Se acercó a mí y empezó a lavarme toda la cara.

-Yena, Yena, para, para-dije mientras intentaba alejar la cara de los lametones de ella.

-Te hecha mucho de menos… y yo también-dijo

-¿Cómo? ¿Como que tu también?

-Luz, me gustas y mucho y no me da vergüenza admitirlo.

-Como te voy a gustar si anoche te liaste con alba delante de mi cara, ¿Te crees que soy tonta o que?

-Lo de anoche… me lié con ella porque estaba borracho, pero te quiero a ti, de verdad-dijo mientras nos mirábamos a los ojos- desde el primer día que te conocí supe que me gustabas.

-No me vengas con esas. Ese truco me la se de sobra. Como aquella ha pasado de ti ahora vas con que te gusto desde hace tiempo. Víctor que no soy idiota ¿Vale? Que mi ex me hizo lo mismo y no cometo el mismo error dos veces.

Quise que todo esto terminara cuanto antes, quería llevarme a Yena y no volver a aquella casa nunca más.
Cogí a Yena y me dirigí hacia la puerta pero Víctor me agarró del brazo y me empujó contra él. No sabía porque lo estaba haciendo, ¿Qué intentaba hacer? ¿Que intentaba lograr? Fuera lo que fuese si era algo de la conversación anterior estaba por asegurado de que no lo iba a lograr. Después me cogió del mentón con cuidado he hizo que ambos ojos se miraran mutuamente. Se inclinó he intentó darme un beso, casi lo consigue pero por suerte en ese mismo instante su madre toco la puerta.

-Buenos días-dijo ella con delicadeza. Su madre era la persona mas sofisticada que había conocido nunca. Siempre iba muy arreglada, como si tuviera fiesta todos los días. Y a parte de eso era una persona muy agradable y simpática.

-Buenos días Señora Martínez-dije intentando sonar con un tono de sofisticación como ella.

-Por favor, llámame Mary.

La Señora Martínez, bueno Mary me invitó a desayunar con ellos pero tuve que rechazar aquella invitación por dos razones y una de ellas era Víctor , la otra era por vergüenza.
Después fui a mi casa directamente y mientras estaba en mi habitación leyendo un libro con Yena en mis regazos leí algo que me recordó cuando Max y yo nos quedamos encerrados en el ascensor y fue entonces cuando confíe más en él.

*Fue un viernes por la tarde y estaba en la casa de Juan, alias “El luceros” allí pasando la
tarde, haciendo sesión de cine. Lo pasemos en grande y variemos las clases de películas
para ver, unas eran de disney, otras de acción y también de humor. Nos peleábamos por el mando, ya que uno quería de una clase de películas y el otro de otra clase. Por suerte tuvimos un acuerdo y cada vez uno elegía la película que quería ver.
Cenemos pizza y palomitas, una conminación perfecta con las películas.
Cuando era la hora de irme, mientras esperaba el ascensor me encontré con Max, el hermano de Sara.

-¿Qué haces aquí?-le dije.

- Vaya humos… mejor bajo por las escaleras.

-Eh, no. Lo siento Max, solo era una pregunta.

-Bueno, vale. He venido a ver a un amigo que esta enfermo.-dijo mientras entrábamos en el ascensor.
No sabia que decirle para poder hablar de algo y cuando se me ocurre decirle algo va y se para el ascensor. Al parecer se había ido la luz porque al rato, sobre los 5 minutos o así me llama Juan diciéndome que donde estaba, que se había ido la luz y que llamaría a los bomberos para poder sacarnos del ascensor.
A Max también lo llamaron, fue la madre del amigo que fue a visitar.
Mientras esperábamos a los bomberos, yo intentaba mantener la calma pero no podía. Entonces antes de que yo pudiera gritar como una loca, Max intentó calmarme.

-Luz, cálmate. No va a pasar nada malo. Todo saldrá bien.

-¿Me lo prometes?-dije.

-Si.

Intentó mantenerme ocupada y lo logró. Empezamos a hablar de nuestras cosas, de la razón que vine a vivir a Galicia, mi antigua vida antes de venir a Galicia es decir, los amigos, lo que hacía allí, etc.
Era la primera vez desde que le conozco que hablamos bien el uno con el otro, ya que no tuvimos oportunidad de hablar y la primera vez me pareció imbécil y un poco estúpido por la forma en la que trataba a su hermana.
Max no es tan malo si lo conoces bien, en realidad es majo y muy amable. Me contó como era antes con su hermana, siempre la protegía de todos los que se metían con ella incluso me contó que antes era amigo de Víctor pero no me explicó la razón por la que dejaron de serlo.

Llegaron los bomberos y a los 10 minutos o por ahí pudieron rescatarnos del ascensor.

De camino a casa estuvimos hablando de lo que había sucedido en el ascensor y el susto que nos metimos. Le di las gracias por haberme mantenido ocupada, si hubiera estado sola me hubiera puesto a chillar como una loca pidiendo ayuda y antes de que me rescatasen ya hubiera estado muerta por falta de oxígeno, ya que, lo hubiera gastado todo lo que tenía pidiendo ayuda.

-Ves… no ha sido para tanto- dijo Max de repente.

-¿Cómo?

-Lo del ascensor, no ha sido para tanto, no ha pasado nada ¿no?

-Ah… gracias por haberme entretenido hablando.

-No hay por que darlas-dijo sonriendo.

Después de llegar al punto en el cada uno se iba por su camino hacia su casa le di un abrazo y le volví a dar las gracias por lo que había hecho antes en el ascensor. Vale, si, doy muchas veces las gracias, pero soy así, no me miréis así de raro.
Cuando llegué a mi casa le tuve que explicar a mi madre lo que me había pasado en el ascensor y por que había llegado tarde a casa.*




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