domingo, 11 de septiembre de 2011

Capitulo 6

Estaba en clase de biología y mientras la maestra explicaba sobre el gen recesivo ligado al sexo con el color de los ojos de las moscas y que color de ojos tendrán los descendientes de estas, yo estaba pensando en el susto que tuve cuando mi hermana estuvo ingresada en el hospital, pero no solo pensaba en eso. También pensaba en el día tan genial que pasé con Víctor, cuando desayunamos y cuando me enseño a la cría de loba, Yena. Aquel día fue el mejor de todos, no solo por lo de Yena si no también cuando a mi hermana le dieron el alta, ese día nunca se me iba a olvidar.

Halloween se estaba acercando. Halloween, el día que menos le gusta a mi madre, el día que mi padre le dio el mismo mareo que a mi hermana, el día que le diagnosticaron que tenía una enfermedad que llegó matarlo.

Todos los del instituto estaban hablando de la fiesta que iba a dar Lucas, alias “el magnifico” el chico de ojos verdes y pelo negro de punta que conocí cuando llegué a Galicia. Lucas iba hacer la fiesta en su campo de verano, que le costó convencer a su madre dejarle montar la fiesta. A la fiesta estaba invitada, como no, es mi amigo pero el problema es mi madre, ella, por así decirlo, es muy protectora y no quiere que me pase nada malo, porque ella se quedó embarazada de mi cuando tenía 20 años en la fiesta de halloween de un amigo de mi padre, y por eso no me deja asistir a ninguna fiesta donde no este ella.

Por suerte, tengo a mi gran amiga Sara que pudo convencerla de que yo fuera a la fiesta.

-Tranquila madre de Luz, yo la cuidaré muy bien. Y si eso, Luz se queda en mi casa.

-Raquel-dijo mi madre de repente.

-¿Cómo?-preguntó Sara estupefacta.

-Que me llamo Raquel y… está bien, Luz, puedes ir a la fiesta.


En la fiesta fueron muchas personas, y a la mayoría no la conocía, pero gracias a dios que Víctor estaba. Mientras yo estaba hablando con Juan y Carlos, Víctor se acercaba hacia nosotros. Quería hablar conmigo, así que me despedí de Carlos y Juan y me fui con él.
Me llevó fuera de la fiesta, donde había un columpio para los hermanos pequeños de Lucas. Nos sentamos en ellos y empezamos hablar.

-Luz, te tengo que decir una cosa- dijo Víctor con una cara que nunca le había visto antes. ¿Se me iba a declarar? No, es imposible, solo nos conocemos desde hace poco.

-Dime, Víctor

-No se como decirte esto… a ver… mira no aguanto mas, es sobre Yena.

-¿Qué pasa con ella? ¿Qué le ha pasado?

-Nada… es solo, que no voy a poder mantenerla durante mucho tiempo. Mi padre, el otro día casi la descubre y si te digo la verdad, como la encuentre, Yena ya no existirá más.

No daba crédito a mis oídos lo que me estaba contando Víctor. Entonces no queda otra alternativa que mantener a Yena en mi casa escondida. Le dije a Víctor que yo me encargaría de ella y que intentaría que nadie la descubriera. Después Víctor se fue con una muchacha, una llamada Alba y la verdad, me dolía los ojos y el corazón de lo que veía, vi como la besaba y la abrazaba, felices, enamorados como dos tortolitos en el día de los enamorados. Como no podía aguantarlo, tuve que darme la vuelta para no ver lo que me hacía daño.

Sentada en el columpio, mis lágrimas no paraban de caer y caer, quería contenerlas pero mi corazón en ese momento era más fuerte que mi mente.
Mientras lloraba escuché un ruido detrás de mí. Seguramente era Sara.

-Sara, por favor márchate, quiero estar sola- dije con un tono lloroso.

-No soy esa a la que llamas Sara, esa tonta que se ajunta con alguien que no es de fiar.

La voz era de un chico y me sonaba bastante, pero para asegurarme me di la vuelta. Era Max, el hermano mayor de Sara. La verdad no se que hacía aquí, en una fiesta donde acude su hermana pequeña.

-¿Qué haces aquí sola y… llorando? Que pasa, no te gusta el alboroto, jajaja-dijo Max.

-EE? Nada, ahogando aquí mis penas ¿es que no las ves?- dije con un ton casi de desprecio.

-Vaya, no me digas que tu también… ¿también te gusta aquel idiota, Víctor?- dijo Max, a la vez que yo asentía- Mira, no merece la pena, se que parece bueno y que nunca haría daño a nadie, pero no lo conoces en verdad.

-AA es que ¿tu si?

-Digamos que antes éramos amigos, pero descubrí que es un falso y como te he dicho antes, no merece la pena. Luz, te conozco desde que llegaste, has estado viniendo a mi casa…siempre, incluso hemos hablado. Eres una gran persona y te mereces mucho más que eso.


Lo que decía Max, me aliviaba un poco, pero no lo suficiente, aun estaba destrozada por dentro que, por lo que vi Max se dio cuenta. Entonces cuando menos me lo esperé, me abrazó y aquel abrazo era cálido y agradable. Aquello era lo que necesitaba.
Después estuvimos hablando de todo hasta que acabó la fiesta y nos fuimos todos, Sara, Max y yo a casa.

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