miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capitulo 10

El primer trimestre ya ha acabado y todos estamos impacientes por nuestros boletines. Hace un frío que nadie lo soporta y todos estamos con los abrigos y bufandas puestas, ya que la calefacción no iba.
Hoy no hacemos nada en especial, solo un almuerzo de clase navideño. Todo el mundo ha traído algo, unos han traído torta, otros la bebida, panchitos, platos…etc.
Después del almuerzo cada uno iba a su bola, Juan y yo haciendo grullas de papel, otros haciendo el animal, otros leyendo, dibujando…etc.

Para celebrar que ya eran vacaciones de navidad todos nos hemos ido a un bar a tomarnos algo Sara, Lucas, Juan, Ana incluso vino Víctor aunque la verdad no tenía muchas ganas de verlo pero para no estropear la fiesta me tuve que aguantar.
Mientras los demás pedían Sara me llevó al aseo porque quería hablar conmigo. En el baño empezó a hablarme sobre Víctor y como no siempre salía en nuestras conversaciones.

-Luz, no se que le pasa a Víctor. Está muy raro-dijo Sara.

-¿Por qué tendría que saber yo lo que le pasa?

-Pues le pregunté y lo único que supo contestar fue “Luz” así sin mas y sinceramente es muy raro.

-Yo no se lo que le pasa Sara, si lo supiera te lo diría y ahora que estamos con el tema de Víctor ¿Te gusta?

-No, pero es una persona a la que admiro mucho, es una de las personas mas maravillosas del mundo y no quiero que este triste por nada. Quiero que sonría y sea feliz…. Además…

-Para el carro. No sigas, que te conozco. Vas a decir…

-Víctor es tuyo-dijimos al unisolo.

-Es que es la verdad-dijo ella mirándome con una cara de felicidad.

-Ya te lo he dicho muchas veces, Víctor no es de nadie y ya esta, no hablemos mas del tema.
 
Después de esto, Sara y yo salimos del baño y nos dirigimos a donde estaban los demás esperándonos.
Mientras que esperábamos a que nos trajera lo que habíamos pedido todos estábamos hablando sobre lo que haríamos en noche buena, navidad y noche vieja. El día de noche vieja pensábamos pasar la noche juntos, una cena , las uvas y un poco de baile.

Por la tarde mientras estaba echada en mi cama rascando la barriga de Yena oí a mi madre que me llamaba desde el piso de abajo. Alguien había venido a verme. Era Juan, el chico que conocí gracias a Sara y que enseguida hice amistad con él.

-Menuda sorpresa-dije- ¿Cómo sabes donde vivo?

-Sara me dijo que vivías aquí.

-¿Y que te trae por aquí?
-Nada, ¿Te apetece salir?

Juan y yo nos fuimos a la cafetería que hacía el mejor café del mundo.
Mientras esperábamos a que nos trajera lo que habíamos pedido, Juan empezó a preguntarme cosas sobre que qué me parecía él y esas cosas. No sabía exactamente que le pasaba pero por sus preguntas y reacciones supuse que a Juan le gustaba alguien y para ahorrarnos tiempo, directamente le pregunté.

-Vale, vale ¿Quién te gusta?

-¿Qué? ¿Cómo?-preguntó sorprendido.

-Te gusta alguien ¿Quién es?-dije sonriendo.

-Pues no te lo vas a creer pero es… Sara.





martes, 20 de septiembre de 2011

Capitulo 9


A la mañana siguiente alguien llamó a la puerta pero no supe quien era hasta que tocó a la puerta de mi habitación. Yo estaba medio dormida ya que, la noche anterior no dormí nada.
Vi una figura borrosa pero poco a poco se fue aclarando hasta hallar a la persona que estaba en la puerta esperando.

-¡VICTOR! ¿Qué haces aquí?-dije enfurecida.

-He venido a verte. Te dejaste una cosa.

-¿Qué me dejé?

-Esto.

Se acercó a mi me cogió de la cabeza y me besó. Por desgracia no vino mi madre para poder haberlo impedido. Intenté despegarme de él pero no podía. Estaba confundida, mi corazón y mi razón estaban luchando, discutiendo. Mi razón me decía que le empujara para apartarlo de mi y después darle una ostia bien dada, pero mi corazón decía que me quedara donde estaba y que disfrutara del momento.
En ese momento, por primera vez mi corazón supero a la razón.

-Luz, te quiero.

- Víctor, yo….
No pude acabar la frase, en ese momento apareció mi hermana Lucia por la puerta de mi habitación  anunciándome de que la comida ya estaba hecha. Bajemos a la cocina y cuando mi madre vio a Víctor le dijo que si podía ayudar a colocar la mesa. Me quedé alucinada, sin que yo lo supiera hasta ese momento mi madre había invitado a Víctor a comer.
Mientras comíamos mi madre no paraba de hacerle preguntas sobre nosotros dos, es decir quería sonsacarle si éramos novios o no. Claro estaba que no lo éramos. Y mi hermana con sus 10 años que tenía hacía unas preguntas muy incómodas. Os imaginaréis cuales son.
Y para rematar Víctor y sus halagos a mi madre.

-Bueno, señorita Castillo ¿En que trabaja? A parte de cuidar a sus bellísimas hijas.

-No cuela  Víctor-dijo mi madre- a la que tienes que adular es a mi hija y trabajo en un restaurante de hostelería.

-Hostelera… ¿podría probar alguna cosa que hayas preparado?

-Claro, de postre tenemos una de mis especialidades.

-Las mejores natillas que hayas probado en tu vida- dijo mi hermana Lucia.

-Bueno, vamos a probarlas a ver si es cierto-dijo Víctor.

Mientras nos tomábamos las natillas caseras de mi madre yo veía la cara que ponía Víctor. Tenía cara de satisfacción. Esa cara hizo que se me escapara una risilla floja y la atención de toda la mesa.

-¿Qué pasa, Luz?-preguntó mi madre.

-Nada, mamá. Cosas mías-reí.

-Pero quieres parar de reírte, ¿Qué te pasa?- dijo Víctor.


Después de terminarnos las deliciosas natillas caseras de mi madre recogimos la mesa y después de eso Víctor afirmó que las natillas de mi madre eran las mejores que había probado en su vida. Mi madre para agradecerle la crítica que hizo Víctor sobre sus natillas le regaló unas para que las probaran sus padres.
Después de estar hablando con mi madre sobre su trabajo y los platos que prepara en el restaurante nos fuimos Víctor y yo a mi habitación con la pequeña Yena. Yena siempre saltaba de alegría cada vez que nos veía a alguno de los dos, era súper mona.

-Yena…. Cuanto tiempo chica-dijo Víctor mientras le rascaba la barriga.

-Ya, ya… oye si eso despídete de ella y lárgate.

-Vaya humos. ¿Es por lo del beso?

-Algo tiene que ver y hablando de eso ¿Por qué lo has hecho?

-Te lo he dicho, te quiero y te lo voy a decir las veces que hagan falta.

Por muchas veces que lo dijera nunca me lo iba a creer.

Empezó a contarme un rollo que tenía él con Alba y lo que sucedió realmente en la fiesta.  Que estaba con ella hablando tranquilamente y que como iba un poco tocado, un poco bastante pues se le fue la olla y se enrollo con ella pero que después se arrepintió mucho.
Si se pensaba que me lo iba a tragar lo llevaba claro.
Luego empezó a hablar de la  impresión que le di la primera vez que nos conocimos. Y mientras nombraba mis características se iba aproximando a mi cada vez más y más. Yo en cambio iba alejándome de él pero me acorraló. Nos miramos a los ojos y me volvió a besar.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Capitulo 8

Me levanté por la mañana y me di cuenta que Luz no estaba en la cama y supuse que estaría desayunando, ya que eran las 10 de la mañana y yo como soy una dormilona y ella madrugadora me habrá dejado durmiendo.

Bajé a la cocina, pero no había nadie ¿Luz se habría ido a su casa? Imposible, me diría algo de que se marchaba o me hubiera dejado una nota, algo. Busqué a mi hermano, pero no estaba en su habitación, ni en el aseo y el único que me faltaba era en el sofá. Mire y me encontré a mi hermano con… ¡LUZ! Los dos abrazados, juntos. El rostro de Luz parecía agotada y la de mi hermano agradable. Llamé a mi hermano y este se despertó.

-¿Qué quieres Sara? Déjame dormir-dijo él.

-Yo te dejo, pero primero explícame que hace Luz contigo en el sofá cama.

-¿Eh?... em no es lo que crees-Dijo mientras se levantaba- Anoche ella no podía dormir ni yo tampoco y nos encontramos en la cocina, nos pusimos a hablar y bueno nos quedamos dormidos en el sofá.

-Vale, tiene lógica. Solo una cosa, una pregunta ¿En que estabas soñando que se te veía muy alegre?-dije con un tono un poco tonto.
-En nada… solo…

-Con Luz ¿no?-dije de repente.

-No… claro que no… Está bien si, mira no te voy a mentir. Luz…

-Te gusta, lo se-dije otra vez de repente

-No me gusta… la quiero.


Aquellas palabras me dejaron aturdida, vale sabía que le gustaba pero no que la quería. Yo ya no sabía ni que decir porque estaba alucinando. Mi hermano ¿Enamorado?

Max
Le dije a Sara toda la verdad, que estaba hasta las trancas por Luz, que compuse una canción, un poema sobre Luz y que en la fiesta de halloween estuve hablando con ella y que tenía muchas ganas de decirle que la quería, pero se que ella ama a otra persona.

-Sara, no se lo digas a nadie, a nadie, por favor.

-Tranquilo, eres mi hermano… tenemos nuestras diferencias pero aun así te quiero y no pienso decirle nada a nadie. Pero una cosa Max, quiero preguntarte una cosa, me dijiste que no te gusta Víctor, que lo odias. Como es eso si antes erais muy amigos.

-Eso es una historia que te la puede contar tu amiguito pero seguro que te mete una trola tan grande como nuestra casa.

-Bueno, bueno….vale, y cambiando de tema ¿cuando piensas decirle a Luz que te gusta? Porque según tú te gusta desde que os quedasteis en el ascensor encerrados porque se fue la luz y eso fue hace 5 meses.

-Sara si te digo la verdad, no se lo pienso decir nunca porque ella quiere a otra persona y no quiero partirme el corazón más de lo que lo tengo.

Después de todo nos fuimos a desayunar y justamente después Luz se levantó y se fue a desayunar. Sara y yo nos mirábamos y conocía su cara, tenía algo planeado y supuse que sería algo para declararme a Luz, pero como le dije antes, nunca pensare en declararme a Luz. Y si hace falta, me lo llevaré a la tumba.

Después de desayunar Luz miró el reloj y estuvo pensando, hasta que dio un grito que hizo que yo saltara de la silla al suelo, con un dolor de rabillo insoportable después.
Fue arriba, bajó vestida y salió corriendo de la casa.


Luz
Tuve que marcharme de casa de Sara porque recordé que tenía que ir a casa de Víctor a por Yena, ya que él no podía encargarse más de ella.
Llegue a casa de Víctor y me hizo subir a su habitación. Cuando entré lo veía un poco distinto a la ultima vez, ahora había mas fotos de lobos del bosque y también había muchas de Yena, aquella habitación para mi era como una sala de fotos solo de imágenes de lobos, como un paraíso fotográfico.

Me giré hacia donde estaba Yena y la verdad no parecía ella, había cambiado un montón. El pelaje era distinto, ahora tenía un tono más oscuro, rojizo oscuro. Se acercó a mí y empezó a lavarme toda la cara.

-Yena, Yena, para, para-dije mientras intentaba alejar la cara de los lametones de ella.

-Te hecha mucho de menos… y yo también-dijo

-¿Cómo? ¿Como que tu también?

-Luz, me gustas y mucho y no me da vergüenza admitirlo.

-Como te voy a gustar si anoche te liaste con alba delante de mi cara, ¿Te crees que soy tonta o que?

-Lo de anoche… me lié con ella porque estaba borracho, pero te quiero a ti, de verdad-dijo mientras nos mirábamos a los ojos- desde el primer día que te conocí supe que me gustabas.

-No me vengas con esas. Ese truco me la se de sobra. Como aquella ha pasado de ti ahora vas con que te gusto desde hace tiempo. Víctor que no soy idiota ¿Vale? Que mi ex me hizo lo mismo y no cometo el mismo error dos veces.

Quise que todo esto terminara cuanto antes, quería llevarme a Yena y no volver a aquella casa nunca más.
Cogí a Yena y me dirigí hacia la puerta pero Víctor me agarró del brazo y me empujó contra él. No sabía porque lo estaba haciendo, ¿Qué intentaba hacer? ¿Que intentaba lograr? Fuera lo que fuese si era algo de la conversación anterior estaba por asegurado de que no lo iba a lograr. Después me cogió del mentón con cuidado he hizo que ambos ojos se miraran mutuamente. Se inclinó he intentó darme un beso, casi lo consigue pero por suerte en ese mismo instante su madre toco la puerta.

-Buenos días-dijo ella con delicadeza. Su madre era la persona mas sofisticada que había conocido nunca. Siempre iba muy arreglada, como si tuviera fiesta todos los días. Y a parte de eso era una persona muy agradable y simpática.

-Buenos días Señora Martínez-dije intentando sonar con un tono de sofisticación como ella.

-Por favor, llámame Mary.

La Señora Martínez, bueno Mary me invitó a desayunar con ellos pero tuve que rechazar aquella invitación por dos razones y una de ellas era Víctor , la otra era por vergüenza.
Después fui a mi casa directamente y mientras estaba en mi habitación leyendo un libro con Yena en mis regazos leí algo que me recordó cuando Max y yo nos quedamos encerrados en el ascensor y fue entonces cuando confíe más en él.

*Fue un viernes por la tarde y estaba en la casa de Juan, alias “El luceros” allí pasando la
tarde, haciendo sesión de cine. Lo pasemos en grande y variemos las clases de películas
para ver, unas eran de disney, otras de acción y también de humor. Nos peleábamos por el mando, ya que uno quería de una clase de películas y el otro de otra clase. Por suerte tuvimos un acuerdo y cada vez uno elegía la película que quería ver.
Cenemos pizza y palomitas, una conminación perfecta con las películas.
Cuando era la hora de irme, mientras esperaba el ascensor me encontré con Max, el hermano de Sara.

-¿Qué haces aquí?-le dije.

- Vaya humos… mejor bajo por las escaleras.

-Eh, no. Lo siento Max, solo era una pregunta.

-Bueno, vale. He venido a ver a un amigo que esta enfermo.-dijo mientras entrábamos en el ascensor.
No sabia que decirle para poder hablar de algo y cuando se me ocurre decirle algo va y se para el ascensor. Al parecer se había ido la luz porque al rato, sobre los 5 minutos o así me llama Juan diciéndome que donde estaba, que se había ido la luz y que llamaría a los bomberos para poder sacarnos del ascensor.
A Max también lo llamaron, fue la madre del amigo que fue a visitar.
Mientras esperábamos a los bomberos, yo intentaba mantener la calma pero no podía. Entonces antes de que yo pudiera gritar como una loca, Max intentó calmarme.

-Luz, cálmate. No va a pasar nada malo. Todo saldrá bien.

-¿Me lo prometes?-dije.

-Si.

Intentó mantenerme ocupada y lo logró. Empezamos a hablar de nuestras cosas, de la razón que vine a vivir a Galicia, mi antigua vida antes de venir a Galicia es decir, los amigos, lo que hacía allí, etc.
Era la primera vez desde que le conozco que hablamos bien el uno con el otro, ya que no tuvimos oportunidad de hablar y la primera vez me pareció imbécil y un poco estúpido por la forma en la que trataba a su hermana.
Max no es tan malo si lo conoces bien, en realidad es majo y muy amable. Me contó como era antes con su hermana, siempre la protegía de todos los que se metían con ella incluso me contó que antes era amigo de Víctor pero no me explicó la razón por la que dejaron de serlo.

Llegaron los bomberos y a los 10 minutos o por ahí pudieron rescatarnos del ascensor.

De camino a casa estuvimos hablando de lo que había sucedido en el ascensor y el susto que nos metimos. Le di las gracias por haberme mantenido ocupada, si hubiera estado sola me hubiera puesto a chillar como una loca pidiendo ayuda y antes de que me rescatasen ya hubiera estado muerta por falta de oxígeno, ya que, lo hubiera gastado todo lo que tenía pidiendo ayuda.

-Ves… no ha sido para tanto- dijo Max de repente.

-¿Cómo?

-Lo del ascensor, no ha sido para tanto, no ha pasado nada ¿no?

-Ah… gracias por haberme entretenido hablando.

-No hay por que darlas-dijo sonriendo.

Después de llegar al punto en el cada uno se iba por su camino hacia su casa le di un abrazo y le volví a dar las gracias por lo que había hecho antes en el ascensor. Vale, si, doy muchas veces las gracias, pero soy así, no me miréis así de raro.
Cuando llegué a mi casa le tuve que explicar a mi madre lo que me había pasado en el ascensor y por que había llegado tarde a casa.*




Capitulo 7

La noche era fría y agradable a la vez. Estaba en el cuarto de Sara, mirando hacia la nada, pensando en Víctor, en nuestra charla, cuando besaba a esa chica y Max con su agradable comentario que me hizo sentir bien durante un segundo.
No podía dormir, no podía descansar y no tenía ni idea de que hacer. A si que lo único que pude hacer fue ir abajo a tomar algo.

Baje a la cocina. Me senté y me quedé fijamente mirando aquel gnomo del patio de atrás. Era extremadamente mono, gracioso y a la vez divertido, el gnomo estaba sentado en un tronco con una mini taza.

Mientras miraba aquel gnomo escuche algo, pero no sabría decir como era aquel ruido. Cuando parecía que todo estaba tranquilo, alguien me cogió y me tapó la boca. Empecé a retorcerme e intentaba chillar.

-Tranquila, tranquila… Luz no soy un ladrón ni nada parecido. Te voy a soltar pero no chilles que mis padres están durmiendo-dijo a la vez que me giraba y vi su rostro.

-¡Max! Que susto me as dado-dije en voz baja.

-Jaja, si ¿no? ¿Qué haces despierta a estas horas?

-No podía dormir y entonces… oye… y tu que, ¿que haces a estas horas despierto?

-Pues… igual que tu, tampoco podía dormir.


Max
 


No podía dormir porque tenía a la persona que quería en mi casa y era la oportunidad de decirle lo que sentía por ella, pero esa persona esta por alguien al que odio mucho.
Esa noche, ella estaba resplandeciente, con su pijama azul celeste y su sonrisa que me hacía enloquecer. Era la primera chica que me gustaba de verdad, y no de estas de que me enrollo unas cuantas veces contigo y ale, no, yo quería estar con ella por siempre.

-Vaya… ninguno puede dormir ee?-dijo ella.
-Si te digo la verdad no tengo muchas ganas de dormir, no se, no tengo sueño.

-Ya… oye, si quieres podemos hablar, no se, si quieres.

-Claro, hablemos en el sofá, por si alguno de los dos nos queda frito mientras hablamos.

Estuvimos hablando sobre la noche de la fiesta de halloween y lo que sintió ella cuando vio al chico que le gusta besarse con otra. “Yo también he sentido lo mismo cuando te he visto sola y triste, llorando por un chico que no merece la pena y también porque quieres a un chico, y ese chico no soy yo” pensé.
Mientras me contaba todo lo que había pasado con Víctor, a mi se me caía el alma. Esos momentos me hubiera gustado pasarlos con ella.
Cuando creía que se iba a dormir, empezó a preguntarme.

-Max, a ti ¿te gusta alguien?

-No quiero mentirte, si, y no me gusta, la quiero-dije-“y eres tu Luz, te quiero, te quiero y quiero decírtelo siempre” pensé.

-Vaya Max, no sabía esto de ti. Que eras tan dulce y tan sincero. Esa chica tiene que ser muy afortunada.

-Si te digo la verdad, no, no lo es. Ella está por otro y ese idiota no sabe cuanta suerte tiene. Mira, la quiero tanto que si sale con alguien que no sea yo, no me importa, si es feliz, la dejaré marchar.

No pude contenerme a que una lágrima se derramara por mi cara e intenté que Luz no me viera, pero fue inútil. Me vio y ya que me había visto no pude aguantarme mas y empecé a llorar y a llorar. En ese momento pensé en un poema que escribí cuando supe que la quería.
 
“Eres dulce y cálida
Y una hermosa criatura.
Me gustaría tenerte entre mis brazos para abrazarte.
Para abrazarte y besarte.
Decirte cuanto te quiero, cuanto te amo,
Lo que mi corazón dice cuando te ve,
Pero nunca te tendré.

-Max, max, no llores… Por favor, no llores.

-Luz, lo intento pero no puedo, lo siento no puedo contenerme.

-Vaya, si que te gusta esa chica… Eh, sabes que estoy aquí para todo ¿si? Venga no llores-dijo a la vez que me daba un abrazo. Era agradable pero no lo suficiente para parar de llorar- Oye ¿recuerdas la primera vez que nos vimos, que nos conocimos? No nos aguantábamos, pero desde aquella vez, todo ha cambiado. Y ahora que nos llevamos tan bien… no quiero verte sufrir porque se me caería el alma al suelo.

-Está bien Luz, lo intentaré y ya ves ¿Eh? -dije. La tristeza y las ganas de llorar se quitaban poco a poco- fue por lo del ascensor ¿no?

-Jajaja, ya ves… mira que irse la luz cuando estábamos bajando por el ascensor, jajaja eso es mala suerte. Pero gracias a eso nos hemos conocido mejor, yo diría que era un destino, suerte, como quieras decirlo.
Lo que dijo ella me alegró el corazón. Le hubiera dicho algo de aquel día, pero lo único que podía decirle era que desde aquel día supe que la quería y fue en ese mismo lugar donde me vino a la cabeza aquella poesía.

Capitulo 6

Estaba en clase de biología y mientras la maestra explicaba sobre el gen recesivo ligado al sexo con el color de los ojos de las moscas y que color de ojos tendrán los descendientes de estas, yo estaba pensando en el susto que tuve cuando mi hermana estuvo ingresada en el hospital, pero no solo pensaba en eso. También pensaba en el día tan genial que pasé con Víctor, cuando desayunamos y cuando me enseño a la cría de loba, Yena. Aquel día fue el mejor de todos, no solo por lo de Yena si no también cuando a mi hermana le dieron el alta, ese día nunca se me iba a olvidar.

Halloween se estaba acercando. Halloween, el día que menos le gusta a mi madre, el día que mi padre le dio el mismo mareo que a mi hermana, el día que le diagnosticaron que tenía una enfermedad que llegó matarlo.

Todos los del instituto estaban hablando de la fiesta que iba a dar Lucas, alias “el magnifico” el chico de ojos verdes y pelo negro de punta que conocí cuando llegué a Galicia. Lucas iba hacer la fiesta en su campo de verano, que le costó convencer a su madre dejarle montar la fiesta. A la fiesta estaba invitada, como no, es mi amigo pero el problema es mi madre, ella, por así decirlo, es muy protectora y no quiere que me pase nada malo, porque ella se quedó embarazada de mi cuando tenía 20 años en la fiesta de halloween de un amigo de mi padre, y por eso no me deja asistir a ninguna fiesta donde no este ella.

Por suerte, tengo a mi gran amiga Sara que pudo convencerla de que yo fuera a la fiesta.

-Tranquila madre de Luz, yo la cuidaré muy bien. Y si eso, Luz se queda en mi casa.

-Raquel-dijo mi madre de repente.

-¿Cómo?-preguntó Sara estupefacta.

-Que me llamo Raquel y… está bien, Luz, puedes ir a la fiesta.


En la fiesta fueron muchas personas, y a la mayoría no la conocía, pero gracias a dios que Víctor estaba. Mientras yo estaba hablando con Juan y Carlos, Víctor se acercaba hacia nosotros. Quería hablar conmigo, así que me despedí de Carlos y Juan y me fui con él.
Me llevó fuera de la fiesta, donde había un columpio para los hermanos pequeños de Lucas. Nos sentamos en ellos y empezamos hablar.

-Luz, te tengo que decir una cosa- dijo Víctor con una cara que nunca le había visto antes. ¿Se me iba a declarar? No, es imposible, solo nos conocemos desde hace poco.

-Dime, Víctor

-No se como decirte esto… a ver… mira no aguanto mas, es sobre Yena.

-¿Qué pasa con ella? ¿Qué le ha pasado?

-Nada… es solo, que no voy a poder mantenerla durante mucho tiempo. Mi padre, el otro día casi la descubre y si te digo la verdad, como la encuentre, Yena ya no existirá más.

No daba crédito a mis oídos lo que me estaba contando Víctor. Entonces no queda otra alternativa que mantener a Yena en mi casa escondida. Le dije a Víctor que yo me encargaría de ella y que intentaría que nadie la descubriera. Después Víctor se fue con una muchacha, una llamada Alba y la verdad, me dolía los ojos y el corazón de lo que veía, vi como la besaba y la abrazaba, felices, enamorados como dos tortolitos en el día de los enamorados. Como no podía aguantarlo, tuve que darme la vuelta para no ver lo que me hacía daño.

Sentada en el columpio, mis lágrimas no paraban de caer y caer, quería contenerlas pero mi corazón en ese momento era más fuerte que mi mente.
Mientras lloraba escuché un ruido detrás de mí. Seguramente era Sara.

-Sara, por favor márchate, quiero estar sola- dije con un tono lloroso.

-No soy esa a la que llamas Sara, esa tonta que se ajunta con alguien que no es de fiar.

La voz era de un chico y me sonaba bastante, pero para asegurarme me di la vuelta. Era Max, el hermano mayor de Sara. La verdad no se que hacía aquí, en una fiesta donde acude su hermana pequeña.

-¿Qué haces aquí sola y… llorando? Que pasa, no te gusta el alboroto, jajaja-dijo Max.

-EE? Nada, ahogando aquí mis penas ¿es que no las ves?- dije con un ton casi de desprecio.

-Vaya, no me digas que tu también… ¿también te gusta aquel idiota, Víctor?- dijo Max, a la vez que yo asentía- Mira, no merece la pena, se que parece bueno y que nunca haría daño a nadie, pero no lo conoces en verdad.

-AA es que ¿tu si?

-Digamos que antes éramos amigos, pero descubrí que es un falso y como te he dicho antes, no merece la pena. Luz, te conozco desde que llegaste, has estado viniendo a mi casa…siempre, incluso hemos hablado. Eres una gran persona y te mereces mucho más que eso.


Lo que decía Max, me aliviaba un poco, pero no lo suficiente, aun estaba destrozada por dentro que, por lo que vi Max se dio cuenta. Entonces cuando menos me lo esperé, me abrazó y aquel abrazo era cálido y agradable. Aquello era lo que necesitaba.
Después estuvimos hablando de todo hasta que acabó la fiesta y nos fuimos todos, Sara, Max y yo a casa.