domingo, 11 de septiembre de 2011

Capitulo 7

La noche era fría y agradable a la vez. Estaba en el cuarto de Sara, mirando hacia la nada, pensando en Víctor, en nuestra charla, cuando besaba a esa chica y Max con su agradable comentario que me hizo sentir bien durante un segundo.
No podía dormir, no podía descansar y no tenía ni idea de que hacer. A si que lo único que pude hacer fue ir abajo a tomar algo.

Baje a la cocina. Me senté y me quedé fijamente mirando aquel gnomo del patio de atrás. Era extremadamente mono, gracioso y a la vez divertido, el gnomo estaba sentado en un tronco con una mini taza.

Mientras miraba aquel gnomo escuche algo, pero no sabría decir como era aquel ruido. Cuando parecía que todo estaba tranquilo, alguien me cogió y me tapó la boca. Empecé a retorcerme e intentaba chillar.

-Tranquila, tranquila… Luz no soy un ladrón ni nada parecido. Te voy a soltar pero no chilles que mis padres están durmiendo-dijo a la vez que me giraba y vi su rostro.

-¡Max! Que susto me as dado-dije en voz baja.

-Jaja, si ¿no? ¿Qué haces despierta a estas horas?

-No podía dormir y entonces… oye… y tu que, ¿que haces a estas horas despierto?

-Pues… igual que tu, tampoco podía dormir.


Max
 


No podía dormir porque tenía a la persona que quería en mi casa y era la oportunidad de decirle lo que sentía por ella, pero esa persona esta por alguien al que odio mucho.
Esa noche, ella estaba resplandeciente, con su pijama azul celeste y su sonrisa que me hacía enloquecer. Era la primera chica que me gustaba de verdad, y no de estas de que me enrollo unas cuantas veces contigo y ale, no, yo quería estar con ella por siempre.

-Vaya… ninguno puede dormir ee?-dijo ella.
-Si te digo la verdad no tengo muchas ganas de dormir, no se, no tengo sueño.

-Ya… oye, si quieres podemos hablar, no se, si quieres.

-Claro, hablemos en el sofá, por si alguno de los dos nos queda frito mientras hablamos.

Estuvimos hablando sobre la noche de la fiesta de halloween y lo que sintió ella cuando vio al chico que le gusta besarse con otra. “Yo también he sentido lo mismo cuando te he visto sola y triste, llorando por un chico que no merece la pena y también porque quieres a un chico, y ese chico no soy yo” pensé.
Mientras me contaba todo lo que había pasado con Víctor, a mi se me caía el alma. Esos momentos me hubiera gustado pasarlos con ella.
Cuando creía que se iba a dormir, empezó a preguntarme.

-Max, a ti ¿te gusta alguien?

-No quiero mentirte, si, y no me gusta, la quiero-dije-“y eres tu Luz, te quiero, te quiero y quiero decírtelo siempre” pensé.

-Vaya Max, no sabía esto de ti. Que eras tan dulce y tan sincero. Esa chica tiene que ser muy afortunada.

-Si te digo la verdad, no, no lo es. Ella está por otro y ese idiota no sabe cuanta suerte tiene. Mira, la quiero tanto que si sale con alguien que no sea yo, no me importa, si es feliz, la dejaré marchar.

No pude contenerme a que una lágrima se derramara por mi cara e intenté que Luz no me viera, pero fue inútil. Me vio y ya que me había visto no pude aguantarme mas y empecé a llorar y a llorar. En ese momento pensé en un poema que escribí cuando supe que la quería.
 
“Eres dulce y cálida
Y una hermosa criatura.
Me gustaría tenerte entre mis brazos para abrazarte.
Para abrazarte y besarte.
Decirte cuanto te quiero, cuanto te amo,
Lo que mi corazón dice cuando te ve,
Pero nunca te tendré.

-Max, max, no llores… Por favor, no llores.

-Luz, lo intento pero no puedo, lo siento no puedo contenerme.

-Vaya, si que te gusta esa chica… Eh, sabes que estoy aquí para todo ¿si? Venga no llores-dijo a la vez que me daba un abrazo. Era agradable pero no lo suficiente para parar de llorar- Oye ¿recuerdas la primera vez que nos vimos, que nos conocimos? No nos aguantábamos, pero desde aquella vez, todo ha cambiado. Y ahora que nos llevamos tan bien… no quiero verte sufrir porque se me caería el alma al suelo.

-Está bien Luz, lo intentaré y ya ves ¿Eh? -dije. La tristeza y las ganas de llorar se quitaban poco a poco- fue por lo del ascensor ¿no?

-Jajaja, ya ves… mira que irse la luz cuando estábamos bajando por el ascensor, jajaja eso es mala suerte. Pero gracias a eso nos hemos conocido mejor, yo diría que era un destino, suerte, como quieras decirlo.
Lo que dijo ella me alegró el corazón. Le hubiera dicho algo de aquel día, pero lo único que podía decirle era que desde aquel día supe que la quería y fue en ese mismo lugar donde me vino a la cabeza aquella poesía.

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